La música parece algo extraño.
A veces nos parece que es algo superfluo.
Creemos que fácilmente podríamos vivir sin ella.
Sin embargo, siempre nos acompaña.
Nuestra vida está repleta de pequeñas
canciones que escuchamos.
La melodía del tren, que es diferente
de la del metro o el autobús.
La de los anuncios de la tele, las canciones tradicionales,
las canciones que todo el mundo sabe y no conoce por qué,
las canciones que nos hacen reír,
las canciones que nos hacen soñar,
las canciones que nos hacen enamorarnos.
La vida en sí es una melodía.
Es un conjunto de notas,
algunas más graves, otras más agudas.
A veces nos gusta como suena el conjunto
y a veces lo odiamos.
A veces creemos que necesitamos la música de fondo,
y otras una melodía solitaria es la que llena nuestros segundos.
Al fin y al cabo, es cierto que podríamos vivir sin música, pero yo prefiero no hacerlo.
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