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Una chica del montón

Ella era una chica del montón.
Se levantaba pronto y nunca llegaba tarde.
Se mordía las uñas pero no se las comía.
Se reía echando la cabeza hacia atrás.
No le gustaba gritar.
Susurraba palabras incomprensibles para casi todos.

De vez en cuando se saltaba algunas clases.
Nunca deseaba el mal a nadie.
Nunca escuchaba lo que no quería oír.
Decía verdades como puños repletos de sonrisas.
Acariciaba a los gatos porque le gustaba su olor.
Sonreía a los desconocidos y no pedía perdón.

Esta chica se hizo mayor.
Quiso, fue querida, perdió.
Se seguía mordiendo las uñas.
Ahora llegaba tarde algunas veces.
Otras veces no llegaba. 
Se rodeó de gente que entendía sus palabras.

No deseaba el mal a nadie. 
Seguía saltándose algunas clases.
Conoció un gato y lo apellidó Springsteen.
Lo acariciaba cada mañana.
Aprendió a decir perdón cuando importaba.
En realidad, nunca fue una chica del montón.


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